Basta ya
la estéril tertulia
de pobre ropaje
y soledad desnuda.
Basta ya
la mísera incoherencia
de charlas enlatadas
y de presión oculta.
Basta ya
- repito -
el danzar macabro de la vieja infancia
y el cansado gesto de escupirnos a la cara.
Terminemos el infantil tiovivo.
Sentémonos.
Y luchando por no bajar la vista,
mirémonos a los ojos.
Y sin miedo,
soltemos las manos.
Palpemos nuestros cuerpos
con dolor,
con amor,
con rabia.
Escarbemos las entrañas.
Aspiremos aunque hiedan.
Y... comamos:
la mierda...,
los huesos...,
la carne...,
el alma.
Y así rotos y hartos digamos:
¡Comencemos...!
Y así rotos y hartos no digamos nada.
Y así rotos y hartos digamos...
Fin.
Oliverio Funes Leal
17 de mayo de 1972